El convento de San Antón

El Convento de San Antón, en Granada, es una joya silenciosa de la historia franciscana y el primer monasterio de Clarisas Capuchinas fundado fuera de Italia.

El convento de San Antón

Su origen se remonta a una época de grandes búsquedas espirituales, reformas e impulso misionero en la Iglesia.

Fue erigido en el año 1588, gracias a la bula concedida por el Papa Sixto V el 13 de septiembre de 1587. Sin embargo, su verdadera consolidación como comunidad plenamente capuchina no se logró hasta 36 años después, cuando sus hermanas pudieron profesar oficialmente según la Regla de santa Clara en su forma capuchina. Aquel largo intervalo habla de una historia de perseverancia, fidelidad y sufrimiento.

Este monasterio, originalmente denominado Monasterio de Jesús María de Capuchinas Mínimas del Desierto de Penitencia, o también conocido como la Presentación de Granada, fue gestado desde las entrañas de una mujer valerosa y profundamente creyente: Lucía de Ureña, granadina de noble cuna y alma ardiente.

Lucía, movida por el deseo de abrir un camino de vida consagrada para las jóvenes granadinas que, pese a sentirse llamadas a servir al Señor en la pobreza y en la penitencia, no disponían de medios económicos para pagar una dote, luchó incansablemente por dar vida a este sueño. En su afán por fundar el convento, viajó a pie en dos ocasiones hasta Roma, cruzando montañas y adversidades, para obtener personalmente del Papa la aprobación oficial.

El convento de San Antón no solo es el germen de la expansión capuchina femenina en tierras hispánicas, sino también un testimonio vivo de lo que puede lograr una vocación auténtica cuando se une al coraje, la humildad y la tenacidad.

Hoy, más de cuatro siglos después, las piedras de este lugar siguen susurrando el eco de aquellas primeras hermanas que, entre silencios y oraciones, dieron forma a una vida entregada totalmente a Dios, en pobreza radical y fraternidad evangélica.

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