¿Quiénes somos las Clarisas Capuchinas?
Nuestra historia se remonta a los albores del siglo XIII, en plena Edad Media, cuando una joven de noble linaje llamada Clara de Asís, inspirada por el testimonio radical de san Francisco, dejó atrás las seguridades del mundo para abrazar a Cristo pobre y crucificado.

En el año 1212, nacía así la Segunda Orden franciscana, también conocida como las Hermanas Pobres de Santa Clara.
Clara no fundó solo un monasterio. Fundó una forma de vida.
Un camino de seguimiento evangélico marcado por la pobreza absoluta, la oración constante, la vida fraterna y el amor contemplativo. Su ejemplo encendió una llama que cruzó siglos y fronteras, llegando al corazón de muchas mujeres que, como ella, lo dejaron todo por el Todo.
Más de trescientos años después, en 1535, en el contexto de renovación espiritual que vivía la Iglesia y el mundo franciscano, surgió en Italia un nuevo impulso dentro de esta tradición: el de los Capuchinos y Capuchinas. Fue una vuelta a los orígenes, a la radicalidad evangélica de Francisco y Clara, vivida con sencillez, austeridad y cercanía al pueblo.
Las Clarisas Capuchinas nacemos así, como ramo reformado y renovado de la familia clariana, conservando la esencia del carisma original pero acentuando aspectos como la vida de penitencia, la pobreza vivida en mayor rigor, la fraternidad en pequeñas comunidades y la oración contemplativa en silencio y soledad.
Hoy seguimos siendo lo mismo: mujeres consagradas al Señor, hermanas en comunidad, pobres y libres, buscando con toda el alma vivir el Evangelio sin glosa, tal como lo soñaron Clara y Francisco.
Nuestra vida no tiene otro sentido que amar, alabar y servir a Dios en lo escondido, y ser una brasa encendida que ilumine el mundo desde el silencio del claustro.